El amor en los tiempos del mayor robo en el Ministerio de las TIC

En la población de Zipacoa, jurisdicción del municipio de Villanueva al norte del departamento de Bolívar, los secretos amorosos son del dominio público.
La razón es porque ante la mala señal del internet los enamorados tienen que subirse a una loma al lado de la vía principal para poder comunicarse con sus pretendidas.
Como el tono de las voces es demasiado alto, los transeúntes desprevenidos y no tan desprevenidos, se enteran de los mínimos detalles de muchos idilios amorosos.
Algo parecido les ocurre a los comerciantes que se ven obligados a subirse al campanario de la iglesia para hacer los pedidos o para cerrar un negocio. El experimento ha sido tan eficaz, que el templo religioso se asemeja a una vieja sede de Telecom en donde la gente esperaba su turno para llamar desde los teléfonos traga monedas.
Los reclamos por celos de Manuel a su prometida al otro lado de la línea o las infidelidades de Efraín no serían un secreto a voces en el pueblo, sí no se hubiesen “Abudineado” los 70 mil millones de pesos que el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones le entregó a un consorcio registrado con el nombre de Unión Temporal Centros Poblados, cuya finalidad era llevar internet gratis a los colegios públicos de corregimientos y veredas de 15 departamento del país.
El contrato es tan burdo, que la Fiscalía pudo establecer que las firmas que amparaban todo el contrato del Banco Itaú fueron falsificadas en las garantías de cumplimiento, que cubre el anticipo, el pago de salarios y prestaciones, al igual que el cumplimiento de las obligaciones.
También se pudo establecer que más de 58 mil millones de pesos del anticipo fueron trasladados a la firma Nuovo Security LLC con sede en Delaware (Estados Unidos), un conocido paraíso fiscal.
Pero aún hay más dentro de este mayúsculo escándalo que tiene los secretos de los enamorados y comerciantes de Zipacoa regados por el pueblo.
El ente investigador igualmente dejó al descubierto que detrás de este macabro entramado de corrupción se esconden millonarios empresarios y políticos que no conocen a Manuel ni a Efraín, tampoco saben dónde queda Zipacoa, un pueblo de la subregión del Dique que entre los años 2000 y 2004, recibió más golpes por cuenta de la violencia generada por grupos paramilitares, que los que hoy recibe de manera indirecta por parte del Min TIC de Karen Abudinem Abuchaibe, ficha clave de Los Char en el gobierno del presidente Duque.
Quizás en Zipacoa mucha gente no lo sabe por falta de conectividad, pero a la luz pública se han revelado documentos con detalles inéditos que demostrarían que la Unión Temporal Centros Poblados está conformada por pequeñas empresas (tres barranquilleras) que no tienen experiencia en el campo de las comunicaciones y que detrás del billonario negocio también hay políticos de Cambio Radical, dirigentes cercanos a la ministra de las TIC Karen Abudinen; polémicos contratistas como Emilio Tapia, Juan Cáceres Bayona, Jorge Iban Rozo Barragán (los tres involucrados en escándalos de corrupción) y otros cercanos al hijo de la procuradora Margarita Cabello; es decir, como en botica.
Probablemente Manuel y Efraín tampoco estén enterados, mucho menos sus enamoradas, ni tienen porqué saberlo, pero de manera insólita, ese nuevo operador que tenía como finalidad llevar internet gratis a 7 mil colegios apartados del país por un monto de 1.07 billones de pesos, les ganó la licitación a reconocidas empresas expertas en el sector como la ETB, Hughes, China Great Wall Industry y Skynet.
Epilogo
Los habitantes de Zipacoa, como de otros municipios del país, no sólo representan la violencia sufrida por la guerra de comienzos de siglo como resultado de las disputas entre los paramilitares con la guerrilla y las fuerzas militares; sino que, además, son víctimas de las prácticas corruptas de quienes tienen como deporte preferido la asociación para delinquir.
Es cierto que este macabro entramado de corrupción se constituye en una abierta violación a la educación de los jóvenes, pues la falta de conectividad en el pueblo mantiene en asilamiento del mundo actual a jóvenes como Manuel y Efraín.
Sin embargo, ellos, y otros enamorados de Zipacoa, a pesar que continuaran padeciendo el olvido estatal, buscaran la loma más alta para demostrar sus afectos en medio de las adversidades. Como dice una frase de Gabriel García Márquez en su libro El amor en los tiempos del colera: “El amor se hace más grande y noble en la calamidad”.