La Semana Santa en la que apareció la guaca de Las Farc

En la Semana Santa de 2003, 147 militares encontraron millones de pesos y dólares. Testimonios.
No, no y no. Ese capítulo solo dejó tristezas y lo queremos olvidar”, dijo tajantemente una mujer al otro lado de la línea al proponerle una entrevista, de hecho, la misma iba dirigida a su esposo, uno de los 147 militares que, en una Semana Santa, hace 19 años, se encontraron una caleta con millones de dólares y pesos de la entonces guerrilla de las Farc y su columna móvil ‘Teófilo Forero’.
El dinero estaba enterrado en canecas plásticas, en medio de la selva, en Coreguaje, en inmediaciones de San Vicente del Caguán, Caquetá, región que tenían que patrullar dos compañías del Ejército Nacional: Buitre y Demoledor, unidades adscritas a la Brigada Móvil No 6.
Los militares al mando de los tenientes Ilich Fernando Mojica Calderón y Jorge Sanabria Acevedo, tenían como misión operacional ubicar y rescatar a tres contratistas norteamericanos, Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves, secuestrados por la guerrilla (12 de febrero de 2003) en Guaviare. (Los extranjeros fueron rescatados en medio de la operación jaque 5 años después).
En ese recorrido los uniformados encontraron un campamento abandonado y en medio del registro ubicaron armas, munición y las caletas, unas 20, enterradas a 50 centímetros, recubiertas con plástico y a su alrededor químicos para espantar a los insectos.
En los reportes se indica que cuatro uniformados hicieron el primer hallazgo, “el dinero estaba intacto”, se lee en el expediente; pero el rumor se fue regando y en cinco días, las dos compañías se encontraron en el punto. Allí los cuadros (mandos) reunieron al personal, hicieron un pacto de silencio y se repartieron los billetes.
La situación, que luego fue conocida ampliamente tanto a nivel nacional como internacional como la Guaca de las Farc, historia que llevó a la redacción de un libro y a la filmación de una película, se convirtió con el paso del tiempo en una “maldición” para los uniformados.
Los que se quedaron fueron a la cárcel, otros se evadieron y otro grupo fue víctima de amenazas de muerte contra ellos y sus familias, de extorsiones por parte de redes criminales que querían parte del dinero de la Guaca.
De acuerdo con los expedientes nunca se logró establecer la cifra real del dinero encontrado, a vuelo de pájaro lo evaluaron en cerca de 14 mil millones de pesos, pero hay quienes afirman que la cifra podría triplicarse, lo único cierto es que los involucrados devolvieron 1.262 millones de pesos y se calcula que se alcanzaron a gastar unos 600 millones de pesos.
Los 147 hombres estuvieron en operación continúa 25 días y fueron extraídos en helicóptero a la sede del batallón José Hilario López ubicado en Popayán (Cauca), allí los mandos empezaron a recibir quejas por excesos del personal y “se detectó al poco tiempo por parte de los comandantes, la ausencia de 69 soldados de dichas compañías, sin que se lograra establecer su paradero, completando el tiempo de inasistencia al servicio”, se lee en el expediente de la Procuraduría, ente que adelantó investigación por tratarse de funcionarios públicos.
“Realizadas las pesquisas por parte de los comandantes, se pudo constatar un gasto desmesurado de dinero tanto en pesos colombianos como en dólares en diferentes establecimientos de comercio en la compra de ropa, bienes y servicios en casas de lenocinio de la ciudad de Popayán, por parte de los integrantes de las mencionadas compañías”, señala el expediente del Ministerio Público que la situación es corroborada por algunos de los militares procesados quienes “afirman que la procedencia de dichos dineros tuvo su génesis en el encuentro de canecas de propiedad de las Farc llenas de dinero, en el área de donde fueron extraídos, las cuales repartieron, omitiendo el reporte de las mismas a los Comandantes”.
Así se repartieron la millonaria suma
Cada uno de los soldados de la compañía Buitre recibió US$60.000 y cada uno de los testimonios
Para esa época el subteniente Iván Mauricio Roa Martínez (hoy en retiro), reconoció “haber recibido del teniente Sanabria setenta mil dólares y también señala que al personal que integraba la compañía Buitre le correspondió a cada uno US$60.000 y que él le entregó US$140.000 a la central de inteligencia”.
Martínez dijo que desconocía cuánto le fue entregado a cada uno de los miembros de la compañía Demoledor. En ampliación de indagatoria el subteniente reiteró “que cada uno de los soldados de la compañía Buitre recibió US$60.000 y cada uno de los cuadros US$70.000”, especificando que a “los soldados les entregaron 6 paquetes de US$100 y a los suboficiales y oficiales 7 paquetes de US$100”.
De hecho, en su testimonio Roa reconoció que el 20 de abril de 2003 el teniente Sanabria Acevedo lo mandó llamar y le mostró tres canecas plásticas llenas de dólares y le dijo “que le compraba su silencio entregándole unos fajos de dinero”.
‘Por nada, ni por nadie lo iban a entregar’
Que yacía una caneca de color azul destapada en medio de la maraña, que había
El entonces capitán Damián Solano Suárez dijo que un solado de apellido Sandoval lo invitó a desplazarse “hacia el lugar en donde se habían encontrado unas caletas con dinero y que en el trayecto éste le exhibió un fajo de billetes de veinte mil pesos”.
En el lugar se encontraban los solados Nelson Zapata Álvarez, Alexander Mauricio Sánchez y Uber Vargas Vargas, quienes exhibían lo que denominó ‘cara de felicidad’ y quienes estaban actuando de forma anormal.
De igual forma, relató “que yacía una caneca de color azul destapada en medio de la maraña, que había servido para que los citados militares llenaran unos bolsos con dinero”.
Suárez en su testimonio dijo que el día anterior otros soldados ya habían encontrado canecas con más dinero y que habían asegurado que “por nada, ni por nadie” lo iban a entregar; manifestación después de la cual procedieron a entregarle un fajo, diciéndole “que lo estaban liquidando y pensionando para que se retirara de su trabajo”.
El entonces capitán reconoció que recibió el dinero y que aceptó esta suma “por miedo a que le pudiera pasar algo a su familia o a él, al suponer que tales soldados hacían parte de un grupo que denominó ‘limpieza social’, y señaló que recibió una cantidad aproximada a los cien millones de pesos, los cuales después cambió por dólares con el soldado Franklin Giraldo Bonilla, pues se enteró que la compañía Buitre había quedado con canecas de billetes con dólares.
En su declaración refirió que entregó voluntariamente US$30.100 (a las autoridades). Y en otro capítulo señaló que el soldado Zapata le tiró un fajo de cien millones de pesos y que le dio al cabo Sánchez $30.000.000.
Finalmente, admitió que “no tiene idea de cuánto le correspondió a cada uno, pues se hablaba de diferentes cifras y calcula que en la totalidad de las canecas había 15 mil millones de pesos, cien mil millones en dólares. De igual manera refiere a soldados que llevaban más de cinco mil millones de pesos cada uno”.
‘Esa plata no era robada, que ese dinero era limpio y lo iban a repartir entre ellos’
El soldado voluntario Wilson de Jesús Artunduaga reconoció haber recibido de un soldado de la compañía Demoledor US$4.000 en billetes de US$20 y $8.000.000 en billetes de $50.000, de los cuales “fueron incautados por el DAS $7.500.000 en billetes de $50.000 a lo cual se refiere como una entrega voluntaria”. En su versión dijo que se gastó entre $500.000 y $1.000.000, cambió unos 40 dólares.
Por su parte, el soldado voluntario Luger Díaz Durán dijo que la compañía Demoledor encontró la caleta con dinero y que “ellos se enteraron a los diez días”; y que posteriormente llegó el Teniente Mojica que era el comandante de la Demoledor “acompañado de su comandante de compañía para repartir la plata de la caleta y les mandó tres canecas”.
Aseguró que su comandante les dijo “que esa plata no era robada, que ese dinero era limpio y lo iban a repartir entre ellos; cuenta que a él le tocaron dólares equivalentes a $200.000.000, le dieron siete paquetes cada uno de 100 billetes de US$100”.
Afirmó en su declaración, “que le consta que a todos los de su compañía Buitre les dieron dinero, que las tres canecas de dinero las repartieron entre 80 soldados, que le dio a su hermano para que le cambiara cincuenta millones de pesos, pero como la Fiscalía lo estaba siguiendo, le quitaron el dinero pensando que era él y su hermano les entregó el dinero”.
Los uniformados de la guaca ya no están en servicio fueron condenados a penas de 43 meses y 27 días de prisión y multas de 149 salarios mínimos legales vigentes. De la mayoría se perdió el rastro y otros siguen luchando por olvidar lo que en su momento consideraron un milagroso golpe de suerte que se terminó convirtiendo en una pesadilla.
Su proceso pasó por juzgados militares en donde no se les permitió estar uniformados sino vestidos con camisas blancas y luego de años de litigio el caso llegó a la Corte Suprema de Justicia que mantuvo en firme las condenas.